Yo soy español, español, español…

Hay ratos que a uno le dan ganas de comprarse una islilla desierta y alejada de la civilización y allí atrincherarse hasta que pasen las parcas de visita. Ejemplo es la portavoz de la oposición al gobierno (o desgobierno bastantes ratos) que dice que «La ONU no puede definir qué es un genocidio y qué no«. Claro, lo definen ellos, los nietos de los golpistas que llenaron durante décadas las cunetas de cadáveres. Tampoco es genocidio. Claro, cómo va a serlo si nosotros somos los buenos. Eso mismito pensaban los nazis. Lo mismito.

Juro por las diosas lascivas que no vuelvo a escribir sobre las estupideces oficiales. Lo juro.

Dios y dios, cuatro y dios, seis

Tras la destrucción de los budas en Afganistán hace más de 20 años por «esos salvajes» talibanes que no quieren otro que su dios, podemos vanagloriarnos estos días de que otro autodenominado «pueblo de dios» ha deshecho hoy una mezquita del siglo XIII en Gaza. Hace unos días se cargaron también la única iglesia católica de Gaza, esta no era monumental, pero… ¿Son casualidades o es que el-único-dios-bueno-es-el-mío?

La conclusión, al final, viene siendo que cuando los dioses (creaciones humanas a medida) entran en juego, no hay dios que se salve, perdónese el pobre juego de palabras que más que patético roza lo macabro.

Si a ustedes esto no les parece una estupidez es porque el humo del genocidio (esta vez sin hornos) nos ofusca la vista del nuevo holocausto que, ojalá me equivoque, va a superar al del siglo pasado, perdón, a los del siglo pasado, que fueron varios.

En fin, se sigue matando periodistas no sea que el mundo se vaya a enterar de qué andan haciendo y tomen represalias. Difícil, porque si EEUU vendía petroléo a la alemania nazi, Europa (y no digamos los yanquis) seguirán vendiendo armas a estos nuevos adalides del holocausto. Joder, el negocio es el negocio.

Con razón dice el refrán «no ames a quien amó ni sirvas a quien sirvió», o lo que es lo mismo «teme más a quien más temió».

Gamberradas simpáticas

Las pintadas -ya saben de mi obsesión por el tema- son a veces reivindicativas, a veces simples expresiones del ego y otras muy simpáticas y decorativas. Sí, simpáticas y decorativas a pesar de ser gamberradas.

Es en Italia, concretamente en Florencia donde los artistas del rotulador y el espray (quizá tan solo uno) se dedicó a «interpretar» las señales de tráfico. Vean unos ejemplos.

Luego siempre viene el aprovechado emprendedor de turno que dice: aquí hay pasta. En Italia lo de la pasta, ya es sabido, es un culto. Y se monta un negocio con el inventito ajeno. Dudo mucho que se trate del mismo «artista» porque la policía le habría metido mano. Sea como fuere aquí va la formalización de la gamberrada convertida en máquina de hacer dinero. Y es que si hay algo que los italianos saben hacer bien -muy bien- es vender y venderse. Ya podíamos aprender un poco por estas tierras.

Pérdida del norte

Necesitamos una brújula con urgencia. Una que no use el magnetismo a ser posible porque es sabido que el magnetismo terrestre es errático. Como decía Battiato en los 80, busco un centro de gravedad permanente. A mi me hace falta uno que me ancle el concepto de arte que me da más vueltas que la cabeza después de una botella de ron (con hielos), después de una tarde de cañas. Vean esta obra de arte, con su cartela en la parte derecha que indica el nombre del autor, técnica (ejem), y título.

La foto, se lo juro, está hecha en un museo de Florencia. ¿No me creen?¿Parece que haya algún equívoco y que la cartela es de otra obrita a la derecha? Pues vean la obra de la derecha con, por supuesto, su cartela.

C.S.Q.D. (Como Se Quería Demostrar)

En conclusión: si la vista de la naturaleza artificial (jardín) a través de una puerta de emergencia es considerada una obra de arte es que estamos alcanzando las más altas cotas de la estupidez.

Drogas legales

Cuando nos acostumbramos a las drogas porque son legales vienen luego los malos tiempos en que las ilegalizan y nos convierten en delincuentes a todos. Eso está pasando hoy en Nepal, donde hay una revolución que ya hubieran querido en mayo del 68. Y todo porque les han quitado la droga favorita a los jóvenes: las redes sociales.

No nos engañemos, aquí pasaría lo mismo (o peor, me temo) si nos quitasen la misma droga a la que la franja de población enganchada va de los 10 a los 99. Y mejor no pensar en el caos que sería que nos quitasen el fútbol, el alcohol, el tabaco, los tatuajes o la semana santa. En ese mismo instante, al otro lado del mundo:

Foto tomada, si la memoria no me falla, en Valladolid en el año 2007, así que no, la cosa no es de ahora.

¡Qué razón tienen!

Un mensaje, a veces, tiene dos lecturas: la que se intenta y la que sale de entre líneas. Este es el caso del mensaje «Nuestra gloria, señor, es tu cruz» que aparece en la foto tomada en 2017 en Santo Toribio de Liébana. ¿No creen? Sobre todo si le damos la vuelta a la frase: «Tu cruz, señor, es nuestra gloria». Para que luego digan que el orden de los factores no altera el producto. Sí, el producto, no nos engañemos.