Reutilización

Estas dos fotos fueron tomadas hace pocos días en Roma, y son uno de los millares de ejemplos que se pueden ver por las calles del uso de los restos que hoy denominamos arqueológicos, pero que no hace mucho tiempo eran vistos simplemente como material de reaprovechamiento. Cientos de miles de restos están colocados en iglesias y palacios que usaron las antiguas construcciones como cantera de cercanía y precio inmejorables. Uno de los más conocidos es el hoy llamado Coliseo (anfiteatro Flavio en su origen), en el Circo máximo (del que queda un 5%), en las termas de Diocleciano y Caracalla, etc.

No parece que hayamos aprendido mucho algunos de nosotros, como se demostró el otro día en Naharros del río (Salamanca) o hace un par de años en Castrocalbón (León), donde se «cepillaron» los restos de un castillo medieval y de una vía romana respectivamente.

Uniendo placeres

Junto al túmulo de Adriano, hoy conocido como Castel Sant’Angelo, en Roma, existe un curioso negocio al aire libre que logra reunir varios placeres de la vida en un solo lugar, a saber:

  • Café de calidad
  • Vistas al monumento
  • Cercanía al Tíber
  • Biblioteca
  • Zona de intercambio de libros

Vamos, que el que no lee es porque no quiere. Además hacen actividades infantiles de fomento de la lectura. Mejor nos iría si en vez de llevar a los crías a darle patadas a trozos de cuero se fomentaran y usaran lugares como este. No lo veremos, me temo.

Más bananas…

Una interesante intervención en una señal de tráfico romana, haciendo un poco de chanza sobre la famosa «obra de arte» llamada Comediante, más conocida como la del plátano pegado con cinta americana. La encontré hace unos días en el barrio de San Lorenzo de la capital italiana, un barrio estudiantil. Me hizo gracia y me recordó a la entrada anterior, y también a las de hace años de Florencia que ya puse hace tiempo.

Servicios capitalinos

Viene siendo alucinante cómo los restaurantes, bares, cafeterías… descuidan a menudo la limpieza, orden y funcionamiento de sus servicios. Este ejemplo que ven es del servicio de una trattoria-pizzeria romana que, como ven, ostenta el clásico cartelito de no tirar cosas raras a la taza, una costumbre universal a lo que parece. Más abajo escrito con rotulador en los botones de descarga las palabras SI-NO. Pensé que era algún chiste sobre los referendum, pero no. Es que uno sí funciona y el otro no. Raro es que funcione uno, porque el embelledor está sujeto con cinta aislante de mala manera. En fin, italianadas.

Querido diosito…

Aprovecharse de la credulidad es algo feo, muy feo y también puede ser muy lucrativo. Además funciona para todo bicho viviente venga del continente que venga. En la foto se puede ver un altar-monedero de la iglesia de Santa Maria Maggiore de Roma, donde se recogen las peticiones con la indicación en varias lenguas no vaya a ser que alguien no se entere. En el cartelito se especifica que si la intención se quiere exclusiva en una misa se haga un donativo sugerido de 15 euros. Si va con otras el donativo se deja la voluntad. No se aprecia bien en la foto, pero eso es lo que pone en italiano, español, alemán, inglés, francés, portugués, polaco y ruso. Se incluye bolígrafo (atado, claro) para el eventual caso de que no por no llevarlo no se pueda hacer la recaudación. Los sobres y los papeles con las intenciones quedan a cargo del postulante.

Sobre Palestina

Ayer me llamó la atención encontrar una sandía de punto (o ganchillo, no sé bien la diferencia) colgando en el escaparate de una librería de Salamanca. Es la de la foto. Además incluye un Qr como mandan los cánones de estos tiempos y una dirección web donde se explica el sentido de esta acción. Hay también enlace a un pdf con más información y sitios donde ampliarla o actualizarla.

Un intento algo más productivo que algunas lecturas de «Poesía por Palestina» a las que he acudido tras cuya indudable buena intención no subyace otra cosa que pasarse las manos por la espalda diciendo «qué razón tenemos», «cómo está el mundo», «hemos hecho lo que hemos podido» y todo queda en eso, es bellas vanas palabras, buenas intenciones y, hala, cada uno a su casita que por hoy la conciencia nos queda tranquila.

Ahí les va la foto del colgante, por si a alguien le interesa.